sábado, 26 de enero de 2019

INTEGRACIÓN CON LOS HUMANOS

Los perros domésticos han heredado una jerarquía social y unos comportamientos sociales complejos de su antepasado, el lobo. Son animales que viven en grupo, con un conjunto complejo de comportamientos que determinan la posición de cada perro en la jerarquía social. Los perros presentan diversas posturas y otros medios de comunicación no verbal que revelan su estado mental. Estas formas sofisticadas de cognición social y comunicación pueden explicar su adiestrabilidad, su gusto por el juego y su capacidad de integrarse en hogares y situaciones sociales humanas. Estos atributos han contribuido a que los perros creen una relación única con los humanos a pesar de ser predadores alfa potencialmente peligrosos.​
Aunque los expertos no están muy de acuerdo sobre los detalles de la domesticación del perro, hay consenso que la interacción con los humanos jugó un rol significativo en la formación de la subespecie. Poco después de la domesticación, los perros estuvieron omnipresentes en las poblaciones humanas y se extendieron por el mundo. Los emigrantes de Siberia probablemente atravesaron el estrecho de Bering en compañía de perros y algunos expertos sugieren que el uso de perros de trineo podría haber sido vital para el éxito de las oleadas migratorias que llegaron a Norteamérica hace unos 12 000 años.​ Los perros fueron una parte esencial de la vida de la población atabascana de Norteamérica. En muchos grupos, el perro era el único animal domesticado, y fue utilizado de nuevo por emigrantes atabascanos hace 1400 años, cuando cargaron gran parte de las provisiones en las migraciones de las tribus apechas y navajos. El uso de los perros como animales de carga en estas culturas a menudo continuó después de la introducción del caballo en Norteamérica.

En los últimos años existe evidencia que sugiere que las especies no-humanas pueden ser capaces de interpretar las acciones de otras especies.​ En un estudio conducido por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania, se observó que los perros eran capaces de inferir​ la posibilidad de comida oculta observando el dedo de una persona, y siguiendo con la vista la dirección a donde apuntaba el dedo humano cuando se señalaba el lugar en donde estaba oculto el alimento —del cual había sido eliminado el olor para evitar que el animal usará su olfato—. Contrario a los simios de género Pan que no reparaban ni en el señalamiento, ni seguían con la vista la dirección en donde apuntaba el dedo humano. Una de las conclusiones que se extrajeron es que los perros han desarrollado una competencia específica en el seguimiento de gestos, señales e interpretación de los patrones de comunicación humana.

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